Materiales para la SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS y para el resto del año 2020


« Nos trataron con una solicitud poco común »
(Hechos 28, 2)
Preparados conjuntamente por
el Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos
y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias
Los textos bíblicos en español reproducidos en este folleto están tomados de la Biblia Traducción
Interconfesional (BTI), Biblioteca de Autores Cristianos, Editorial Verbo Divino, Sociedades Bíblicas Unidas,
Madrid 2008. Las abreviaturas de los libros de la Biblia también son las que se utilizan en la BTI.
Traducción del original inglés realizada por el Secretariado
de la Comisión Episcopal para la Relaciones Interconfesionales
de la Conferencia Episcopal Española
A TODOS LOS QUE ORGANIZAN
LA SEMANA DE ORACIÓN
POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
Buscar la unidad durante todo el año
En el hemisferio norte la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se celebra tradicionalmente del 18 al 25
de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson para cubrir el periodo entre la fiesta de san Pedro
y la de san Pablo, que tienen un hondo significado. En el hemisferio sur donde el mes de enero es tiempo de
vacaciones de verano, las Iglesias frecuentemente adoptan otras fechas para celebrar la Semana de Oración, por
ejemplo, en torno a Pentecostés (sugerido por el movimiento Fe y Constitución en 1926), que representa también
otra fecha significativa para la unidad de la Iglesia.
Teniendo presente esta exigencia de flexibilidad, invitamos a utilizar estos materiales a lo largo de todo el año para
expresar el grado de comunión que las Iglesias ya han alcanzado y para orar juntos para llegar a la plena unidad
querida por Cristo.
Adaptar los textos
Estos materiales se ofrecen con el entendimiento de que siempre que sea posible se adaptarán para ser utilizados
localmente. Al hacerlo, se deberán tener en cuenta las prácticas litúrgicas y devocionales locales así como el contexto
socio-cultural. Tal adaptación debería hacerse a través de una colaboración ecuménica. En algunos lugares estas
estructuras ecuménicas para adaptar los materiales ya existen; en otros, esperamos que la necesidad de que sean
adaptados constituya un estímulo para la creación de estas estructuras.
Cómo utilizar los textos de la Semana de Oración por la Unidad de los
Cristianos
 Para las Iglesias y las comunidades cristianas que celebran juntas la Semana de Oración en un solo acto se ofrece
un modelo de Celebración ecuménica.
 Las Iglesias y las comunidades cristianas pueden igualmente incorporar a sus propias celebraciones oraciones y
textos de la Semana de Oración. Las oraciones de la Celebración ecuménica y del Octavario y las reflexiones
sobre los textos bíblicos pueden también utilizarse según se considere oportuno en cada situación.
 Las Iglesias y comunidades cristianas que celebran la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos cada día
de la semana, pueden encontrar sugerencias en los textos propuestos para el Octavario.
 A las personas que desean realizar estudios bíblicos sobre el tema de la Semana de Oración, pueden servir de
apoyo los textos y las reflexiones bíblicas propuestas para el Octavario. Las reflexiones que se tengan cada día
pueden terminar con un momento final de oración de intercesión.
 Para las personas que desean orar en privado, los textos de este folleto pueden ayudar a focalizar las intenciones
por las que oran y a que se sientan en comunión con otros que en todo el mundo oran por una mayor unidad
visible de la Iglesia de Cristo.
TEXTO BÍBLICO PARA EL AÑO 2020
Hechos 27, 18 ̶28, 10
Al día siguiente, como arreciaba el temporal, los marineros comenzaron a aligerar la carga. Y al tercer día tuvieron
que arrojar al mar, con sus propias manos, el aparejo de la nave. El sol y las estrellas permanecieron ocultos durante
muchos días y, como la tempestad no disminuía, perdimos toda esperanza de salvarnos. Hacía tiempo que nadie a
bordo probaba bocado; así que Pablo se puso en medio de todos y dijo:
—Compañeros, deberíais haber atendido mi consejo y no haber zarpado de Creta. Así hubiéramos evitado esta
desastrosa situación. De todos modos, os recomiendo ahora que no perdáis el ánimo, porque ninguno de vosotros
perecerá, aunque el buque sí se hundirá. Pues anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo, y
me dijo: «No temas, Pablo. Has de comparecer ante el emperador, y Dios te ha concedido también la vida de tus
compañeros de navegación». Por tanto, amigos, cobrad ánimo, pues confío en Dios, y sé que ocurrirá tal como se me
ha dicho. Sin duda, iremos a parar a alguna isla.
A eso de la media noche del día en que se cumplían las dos semanas de navegar a la deriva por el Adriático, los
marineros barruntaron que nos aproximábamos a tierra. Lanzaron entonces la sonda, y hallaron que había veinte
brazas de fondo; poco después volvieron a lanzarla, y había quince brazas. Por temor a que pudiéramos encallar en
algún arrecife, largaron cuatro anclas por la popa, mientras esperaban con ansia que llegara el amanecer. La
tripulación intentó abandonar el barco, y arriaron el bote salvavidas con el pretexto de largar algunas anclas por la
proa. Pero Pablo dijo al oficial y a los soldados:
—Si estos no permanecen a bordo, no podréis salvaros vosotros.
Entonces, los soldados cortaron los cabos del bote y lo dejaron perderse. En tanto amanecía, rogó Pablo a todos que
tomaran algún alimento:
—Hoy hace catorce días —les dijo— que estáis en espera angustiosa y en ayunas, sin haber probado bocado. Os
aconsejo, pues, que comáis algo, que os vendrá bien para vuestra salud; por lo demás, ni un cabello de vuestra cabeza
se perderá.
Dicho esto, Pablo tomó un pan y después de dar gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer. Los
demás se sintieron entonces más animados, y también tomaron alimento.
En el barco estábamos en total doscientas setenta y seis personas. Una vez satisfechos, arrojaron el trigo al mar para
aligerar la nave.
Llegó el día, y los marineros no pudieron reconocer el lugar. Pero distinguieron una ensenada con su playa, y trataron
de ver si era posible que la nave recalase allí. Así pues, soltaron las anclas y las dejaron irse al fondo; aflojaron luego
las amarras de los timones, izaron la vela de proa e, impulsados por el viento, se dirigieron a la playa. Pero tocaron en
un banco de arena entre dos corrientes y el barco encalló. La proa quedó clavada e inmóvil, en tanto que la popa era
destrozada por los golpes del mar. Entonces, los soldados resolvieron matar a los presos para evitar que alguno de
ellos escapara a nado. Pero el oficial, queriendo salvar la vida de Pablo, les impidió llevar a cabo su propósito.
Ordenó que quienes supieran nadar saltaran los primeros por la borda y ganaran la orilla; en cuanto a los demás,
unos lo harían sobre tablones flotantes y otros sobre restos del buque. De esta forma todos logramos llegar a tierra
sanos y salvos.
Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Los isleños nos trataron con una solicitud poco común; y
como llovía sin parar y hacía frío, encendieron una hoguera y nos invitaron a todos a calentarnos. Pablo había
recogido también una brazada de leña; al arrojarla a la hoguera, una víbora, huyendo de las llamas, hizo presa en su
mano. Cuando los isleños vieron al reptil colgando de la mano de Pablo, se dijeron unos a otros:
—Este hombre es realmente un asesino; aunque se ha librado de la tempestad, la justicia divina no permite que viva.
Pablo, sin embargo, se sacudió el reptil arrojándolo al fuego y no experimentó daño alguno. Esperaban los isleños
que se hinchara o que cayera muerto de repente. Pero, después de un largo rato sin que nada le aconteciese,
cambiaron de opinión y exclamaron:
—¡Es un dios!
Cerca de aquel lugar había una finca que pertenecía a Publio, el gobernador de la isla, quien se hizo cargo de nosotros
y nos hospedó durante tres días. Se daba la circunstancia de que el padre de Publio estaba en cama aquejado por unas
fiebres y disentería. Pablo fue a visitarlo y, después de orar, le impuso las manos y lo curó. A la vista de esto,
acudieron también los demás enfermos de la isla, y Pablo los curó. Fueron muchas las muestras de aprecio que nos
dispensaron los isleños que, al hacernos de nuevo a la mar, nos suministraron todo lo necesario.
Biblia Traducción Interconfesional (BTI)
INTRODUCCIÓN AL TEMA PARA EL AÑO 2020
«Nos trataron con una solicitud poco común»
(Hechos 28, 2)
Los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2020 han sido preparados por las Iglesias
cristianas de Malta y de Gozo (Cristianos Unidos en Malta). El 10 de febrero muchos cristianos en Malta celebran la
Fiesta del Naufragio de San Pablo, señalando y dando gracias por la llegada de la fe cristiana a estas islas. La lectura
del libro de los Hechos de los Apóstoles que se utiliza en esta fiesta es la que se ha elegido para la Semana de
Oración de este año.
La narración comienza con Pablo siendo llevado a Roma como prisionero (Hechos 27, 1ss). Pablo está encadenado,
pero aun en la que se volverá una travesía peligrosa, la misión de Dios continua a través de él.
Este relato es un drama clásico de la humanidad confrontada con el poder terrorífico de los elementos. Los pasajeros
en la nave están a la merced de las fuerzas de los mares debajo de ellos y de la potente tempestad que arrecia encima
de ellos. Estas fuerzas los llevan a un terreno desconocido en el que están perdidos y sin esperanza.
Las 276 personas de la nave están divididas en grupos bien diferenciados. El centurión y sus soldados tienen el poder
y la autoridad, pero dependen de la habilidad y de la experiencia de los marineros. Si bien todos tienen miedo y son
vulnerables, los prisioneros encadenados son los más vulnerables de todos. Se puede disponer de sus vidas y corren
el riesgo de una ejecución sumaria (22, 42). Mientras la historia se va desenvolviendo, vemos como aumenta la
división entre los distintos grupos por la desconfianza y la sospecha.
Sin embargo, de modo sorprendente, Pablo destaca como elemento de paz en el alboroto. Él sabe que su vida no
está gobernada por fuerzas que son indiferentes a su destino, sino que, al contrario, su vida está en las manos de
Dios, al que pertenece y a quien da culto (cfr. 27, 23). Gracias a esta fe, Pablo tiene la confianza de que comparecerá
ante el emperador en Roma y, sacando fuerzas de ella, puede ponerse en pie ante sus compañeros de viaje y dar
gracias a Dios. Todos son reconfortados. Siguiendo su ejemplo, comparten juntos el pan, unidos en una nueva
esperanza y confiados en sus palabras.
Esto pone de relieve un tema principal de este pasaje: la divina providencia. Fue decisión del centurión zarpar con
mal tiempo y durante la tempestad los marineros tomaron decisiones sobre el modo de manejar el buque. Sin
embargo, al final, sus planes se frustran y solamente estando juntos y dejando que el buque se hunda logran salvar
sus vidas gracias a la divina providencia. El buque y toda su valiosa carga se perderá, pero sus vidas se salvarán, ya
que «ni un cabello de vuestra cabeza se perderá» (27, 34; cfr. Lc 21, 18). En nuestra búsqueda de la unidad de los
cristianos, abandonarnos a la providencia divina requiere que soltemos muchas cosas a las que estamos muy atados.
Para Dios lo importante es la salvación de todos.
Este grupo de personas tan diverso y desunido va «a parar a alguna isla» (27, 26). Habiendo sido puestos juntos en un
mismo buque, llegan al mismo destino, en el que se pone de manifiesto su unidad humana a través de la hospitalidad
de los isleños. Al reunirse alrededor de la hoguera, rodeados de personas que no los conocen ni los entienden, las
diferencias de poder y de estatus se desvanecen. Los 276 ya no están a merced de fuerzas indiferentes, sino que son
abrazados por la providencia amorosa de Dios que se hace presente a través de personas que les tratan con «una
solicitud poco común» (28, 2). Mojados y con frío, se pueden calentar y secar al lado de la hoguera. Hambrientos, se
les da comida. Se les da cobijo hasta que puedan volver a emprender su viaje con seguridad.
Hoy en día muchas personas se enfrentan a los mismos miedos en los mismos mares. Los mismos sitios que se
nombran en la lectura (27, 21; 28, 1), aparecen también en las historias de los migrantes de hoy. En otros lugares del
mundo muchos otros emprenden viajes igualmente peligrosos por tierra y por mar para escapar de catástrofes
naturales, de guerras y de la pobreza. También sus vidas están a la merced de inmensas fuerzas, frías e indiferentes,
no solo pertenecientes a la naturaleza, sino también políticas, económicas y humanas. Esta indiferencia del ser
humano asume varias formas: la indiferencia de aquellos que venden plazas a personas desesperadas en buques que
no son aptos para navegar; la indiferencia de los que deciden no mandar naves de rescate; y la indiferencia de los que
alejan de sus costas a pateras con migrantes. Estos son solo algunos ejemplos. Como cristianos unidos que enfrentan
la crisis migratoria, esta historia nos reta: ¿nos unimos a las frías fuerzas de la indiferencia o mostramos «una solicitud
poco común», haciéndonos testigos de la providencia amorosa de Dios para todas las personas?
Es muy necesaria la virtud de la hospitalidad en nuestra búsqueda de la unidad de los cristianos. Es un hábito que
nos invita a una mayor generosidad para con los que pasan necesidad. Las personas que trataron con una solicitud
poco común a Pablo y a sus compañeros no conocían aún a Cristo y, sin embargo, fue a través de su trato poco
común que un grupo dividido se fue uniendo. Nuestra propia unidad cristiana se manifestará no solamente
mostrando hospitalidad unos con otros, por muy importante que esto sea, sino también a través de encuentros
cordiales con aquellos que no comparten nuestra lengua, cultura o religión.
En estos viajes tempestuosos y encuentros casuales la voluntad de Dios para su Iglesia y para todas las personas llega
a su plenitud. Como proclamará Pablo en Roma, esta salvación de Dios ha sido ofrecida a todos los pueblos (cfr.
Hechos 28, 28).
Las reflexiones para el Octavario y para la celebración ecuménica se inspiran en el texto del libro de los Hechos de
los Apóstoles. Los temas para el Octavario son:
Día 1: Reconciliación: Tirar la carga por la borda
Día 2: Iluminación: Buscar y mostrar la luz de Cristo
Día 3: Esperanza: El mensaje de Pablo
Día 4: Confianza: No temáis; creed
Día 5: Fortaleza: Partir el pan para el viaje
Día 6: Hospitalidad: Mostrar una solicitud poco común
Día 7: Conversión: Cambiar nuestros corazones y nuestras mentes
Día 8: Generosidad: Recibir y dar
PREPARACIÓN DE LOS MATERIALES
PARA LA SEMANA DE ORACIÓN
POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2020
Las Iglesias cristianas de Malta fueron escogidas para redactar el material para la Semana de Oración por la Unidad
de los Cristianos 2020. En septiembre 2017, la Conferencia Episcopal Católica Romana, con el arzobispo Charles J.
Scicluna de Malta y el obispo Mario Grech de Gozo, y Cristianos Unidos en Malta (Consejo Ecuménico de Malta),
encomendaron a Mons. Hector Scerri formar un Comité Ecuménico de Redacción para preparar los materiales para
el 2020.
Agradecemos a la Conferencia Episcopal Católica Romana, a los miembros de Cristianos Unidos en Malta y a todos
los que contribuyeron de varias formas a la confección de estos recursos:
 Mons. Prof. Hector Scerri: convocante y coordinador del Comité de Redacción en nombre de la Conferencia
Episcopal de Malta, presidente de Cristianos Unidos en Malta, presidente de la Comisión Ecuménica Diocesana
(Archidiócesis de Malta), vicedecano de la Facultad de Teología, Universidad de Malta (católico romano)
 Dña. Dorianne Buttigieg: secretaria del Comité de Redacción, miembro de la Comisión Ecuménica Diocesana
(Archidiócesis de Malta)
 Revdo. Kim Hurst: ministro en la Iglesia de San Andrés de los Escoceses, La Valeta, Malta (metodista)
 Dña. Elizabeth Lochhead: miembro de la procatedral de San Pablo, La Valeta, Malta (Iglesia de Inglaterra)
 Mons. Joseph Attard: vicario episcopal para los Laicos y el Ecumenismo, Diócesis de Gozo, Malta (católico
romano)
 D. Norman Alexander: miembro de la Iglesia de San Andrés de los Escoceses, La Valeta, Malta (Iglesia de
Escocia)
 Cango. Simon Godfrey: canciller de la procatedral de San Pablo, La Valeta, Malta (Iglesia de Inglaterra)
 Dra. Patricia Micallef: coordinadora del Grupo de Taizé, Malta (católica romana)
 Dña. Judith Pugh: miembro de la comunidad anglicana de Gozo, Malta (Iglesia de Inglaterra)
 Subdiácono Alexander Kuryshev: miembro de la parroquia rusa ortodoxa de San Pablo, Malta (ruso ortodoxo)
 Revdo. archimandrita Nathanael Felesakis: párroco de la parroquia griego ortodoxa de San Pablo, Malta (griego
ortodoxo)
 Revdo. Ionut Iftimia: párroco de la parroquia ortodoxa rumana de San Juan Bautista, Malta (ortodoxo rumano)
 D. Noel Cauchi: representante de la Comunidad Evangélica (Andreasgemeinde), La Valeta, Malta (luterano
evangélico)
 Revdo. Dr. Aurelio Mulè Stagno, SDB: miembro de la Comisión Ecuménica Diocesana, Malta (católico romano)
El Comité de Redacción local se reunió en la sala de juntas del Seminario Mayor de la Archidiócesis, en Tal-Virtù,
Rabat, Malta los días 12 de febrero, 15 de marzo, 20 de abril y 11 de mayo de 2018.
El material creado por el Comité de Redacción local fue presentado al grupo internacional compuesto por
representantes del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y del Consejo Mundial de
Iglesias. Se celebró una reunión en el Seminario Mayor de la Archidiócesis, Rabat, Malta, del 13 al 18 de septiembre
de 2018. Se mantuvieron encuentros con el Comité de Redacción local, Cristianos Unidos en Malta, el arzobispo
Scicluna y el nuncio apostólico Mons. Alessandro D’Errico.
CELEBRACIÓN ECUMÉNICA
Notas para la celebración ecuménica
Siendo una nación insular, las embarcaciones son parte importante de la vida maltesa. La lectura bíblica de esta
celebración describe un peligroso viaje por mar del apóstol Pablo. La barca también es un símbolo del viaje a veces
tempestuoso que los cristianos hacemos juntos hacia la unidad. Por este motivo se sugiere que, antes de la
celebración, una barca o un modelo grande se coloque dentro del espacio celebrativo.
Dada su extensión y el lenguaje técnico náutico, es preciso proclamar con esmero la lectura de los Hechos de los
Apóstoles. Puede ser apropiado encomendar distintas partes del texto a distintos lectores, o utilizar recursos
dramáticos u otros medios que puedan ayudar a la proclamación. Se podría proclamar el texto desde un lugar cercano
a la barca.
Desarrollo de la celebración
«Nos trataron con una solicitud poco común»
(Hechos 28, 2)
P Celebrante principal
A Asamblea
L Lector
Reunión de la asamblea
Himno introductorio
Mientras se canta el himno de entrada, los líderes de las Iglesias y los representantes entran en la sala para la celebración ecuménica de
oración por la unidad de los cristianos. Son precedidos por un participante que lleva la Biblia de modo que todos la puedan ver. Se coloca
la Biblia en un puesto de honor en el centro de la asamblea que celebra.
Palabras de bienvenida
P La gracia de nuestro Señor Jesucristo,
el amor de Dios,
y la comunión del Espíritu Santo
estén con todos vosotros.
A Y también contigo.
P Queridos hermanos y hermanas en Cristo: Nos hemos reunido para orar por la unidad entre los cristianos y la
reconciliación en el mundo. Durante muchos siglos han existido divisiones entre los cristianos. Esto causa
mucho dolor y es contrario a la voluntad de Dios. Nosotros creemos en el poder de la oración. Juntos con los
cristianos de todo el mundo, ofrecemos nuestras oraciones, mientras nos esforzamos por superar la separación.
Los recursos para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año han sido elaborados por
distintas Iglesias cristianas de Malta. La historia del cristianismo en este pequeño país insular se remonta al
tiempo de los apóstoles. Según la tradición, san Pablo, el Apóstol de los Gentiles, alcanzó las orillas de Malta en
el año 60 d.C. La narración que describe este acontecimiento providencial se encuentra en los dos últimos
capítulos del libro de los Hechos de los Apóstoles.
Este texto señala el comienzo del cristianismo en Malta –un pequeño país compuesto de dos islas principales
habitadas, Malta y Gozo, junto con otros islotes–, en el corazón del mar Mediterráneo, a medio camino entre la
punta sur de Sicilia y el norte de África. Esta tierra bíblica se encuentra en el cruce de caminos de civilizaciones,
culturas y religiones.
Nuestras oraciones y reflexiones hoy, y a lo largo de esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, se
centran en la hospitalidad que mostraron los isleños hacia los que acababan de naufragar: «Nos trataron con
una solicitud poco común» (Hechos 28, 2). ¡Que el amor y el respeto que nos mostramos hoy al orar por la
unidad de los cristianos pueda mantenerse a lo largo de todo el año!
Invocación al Espíritu Santo
La respuesta a cada petición puede ser cantada por un cantor y repetida por toda la asamblea.
P Espíritu de amor, ven sobre esta asamblea y habita entre nosotros.
A ¡Ven, Espíritu Santo! (o ¡Veni, Sancte Spiritus!)
P Espíritu de unidad, muéstranos el camino hacia la unidad de los cristianos.
A ¡Ven, Espíritu Santo! (o ¡Veni, Sancte Spiritus!)
P Espíritu de la hospitalidad, enséñanos a ser acogedores.
A ¡Ven, Espíritu Santo! (o ¡Veni, Sancte Spiritus!)
P Espíritu de compasión, inculca dentro de nosotros una actitud de respeto hacia todos los que nos
encontramos.
A ¡Ven, Espíritu Santo! (o ¡Veni, Sancte Spiritus!)
P Espíritu de esperanza, ayúdanos a deshacernos de todo lo que dificulta nuestro viaje ecuménico.
A ¡Ven, Espíritu Santo! (o ¡Veni, Sancte Spiritus!)
Oraciones de perdón y reconciliación
La respuesta a cada petición puede ser cantada por un cantor y repetida por toda la asamblea.
P Perdónanos, Señor, por los errores pasados, por la desconfianza y las fechorías entre cristianos de distintas
Iglesias y tradiciones.
A ¡Señor, ten piedad! (o ¡Kyrie, eleison!)
P Perdónanos, Señor, por permanecer en la oscuridad en vez de buscar el sendero de la Luz, porque tú, Señor,
eres la única Luz verdadera.
A ¡Señor, ten piedad! (o ¡Kyrie, eleison!)
P Perdónanos, Señor, por nuestra falta de fe y por nuestra incapacidad de ser personas de firme esperanza y de
auténtica caridad.
A ¡Señor, ten piedad! (o ¡Kyrie, eleison!)
P Perdónanos, Señor, por haber causado daño, sufrimiento y angustia a los demás.
A ¡Señor, ten piedad! (o ¡Kyrie, eleison!)
P Perdónanos, Señor, por aislarnos y permanecer indiferentes en vez de mostrar hospitalidad hacia todos,
especialmente hacia los extranjeros y los refugiados.
A ¡Señor, ten piedad! (o ¡Kyrie, eleison!)
P El Señor es clemente y compasivo, paciente y lleno de amor. Pues como el cielo dista de la tierra, abunda su
amor para con sus fieles; como está lejos el este del oeste, él aleja nuestras faltas de nosotros (Sal 103, 8.11-
12).
A Amén.
Canto de alabanza
Escuchar la Palabra viva de Dios
P Padre que estás en los cielos, abre nuestros corazones y nuestras mentes a tu Palabra.
A ¡Tus palabras son espíritu y vida!
P Llévanos a estar más cerca unos de otros en la unidad y la caridad.
A ¡Tu palabra es lámpara para nuestros pasos!
Lectura Hechos 27, 18 – 28, 10
L Palabra de Dios.
A Demos gracias a Dios que nos salva y nos sana.
Salmo Sal 107, 8-9.19 – 22.28-32
Un cantor puede cantar el salmo y se invita a la asamblea a cantar la respuesta.
Respuesta: El Señor nos ha librado de las olas poderosas
¡Que alaben al Señor por su amor,
por sus maravillas con el ser humano!
Porque él sació la garganta ávida,
al hambriento llenó de manjares. R/.
Pero en su angustia gritaron al Señor
y él los salvó de sus penurias.
Envió su palabra y los salvó,
los libró de la tumba. R/.
¡Que alaben al Señor por su amor,
por sus maravillas con el ser humano!
Que le ofrezcan sacrificios de alabanza,
que pregonen sus obras con alegría. R/.
Pero en su angustia gritaron al Señor
y él los salvó de sus penurias.
Hizo que la tormenta amainara,
que enmudecieran las olas.
Se alegraron al verlas en calma
y Dios los condujo al puerto añorado. R/.
¡Que alaben al Señor por su amor,
por sus maravillas con el ser humano!
Que en la asamblea del pueblo lo ensalcen,
que en la reunión de los ancianos lo alaben. R/.
Se puede cantar un Aleluya antes (y después) de la lectura del Evangelio.
Evangelio Marcos 16, 14-20
P Palabra del Señor.
A Alabado seas, Señor Jesucristo. ¡Tú eres la Buena Noticia!
Sigue una reflexión bíblica o una breve homilía.
Himno
El Credo niceno
P Queridos hermanos y hermanas: Al estar unidos en el Señor Jesucristo, proclamemos nuestra fe común en un
solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
A Creo en un solo Dios,
Oración de los fieles
Mientras se hacen las peticiones, personas de diferentes comunidades traen a la sala ocho remos (u objetos con forma de remo). Cada remo
lleva una palabra distinta: reconciliación, iluminación, esperanza, confianza, fortaleza, hospitalidad, conversión y generosidad. La
presentación a la asamblea de cada remo introduce cada una de las peticiones. Después de haber mantenido en alto el remo, se coloca cerca
o encima de la barca y sigue un tiempo de oración en silencio. Después un lector anuncia la petición correspondiente y todos contestan.
P No podemos enfrentar las tempestades de la vida solos. Una barca navega hacia adelante cuando todos reman
juntos. Ante las dificultades reconocemos la necesidad de acercarnos unos a otros y de unir nuestros
esfuerzos. Oremos.
Mientras se ora en silencio, se trae el primer remo (reconciliación).
L Dios clemente, sana las memorias dolorosas del pasado que han herido nuestras Iglesias y siguen
manteniéndonos separados.
A Escucha nuestra oración por la Reconciliación.
L Dios clemente, enséñanos a mantener los ojos puestos en Jesús, la Luz Verdadera.
A Escucha nuestra oración por la Iluminación.
L Dios clemente, fortalece nuestra confianza en tu providencia cuando nos sentimos abrumados por las
tempestades de la vida.
A Escucha nuestra oración por la Esperanza.
L Dios clemente, convierte nuestras muchas separaciones en armonía y nuestra desconfianza en aceptación
mutua.
A Escucha nuestra oración por la Confianza.
L Dios clemente, danos valor para decir la verdad con justicia y en el amor.
A Escucha nuestra oración por la Fortaleza.
L Dios clemente, rompe las barreras, visibles e invisibles, que nos impiden dar la bienvenida a nuestros
hermanos y hermanas que están en peligro y pasan necesidad.
A Escucha nuestra oración por la Hospitalidad.
L Dios clemente, cambia nuestros corazones y los corazones de nuestras comunidades cristianas para que
seamos instrumentos de tu sanación.
A Escucha nuestra oración por la Conversión.
L Dios clemente, abre nuestros ojos para que veamos toda la creación como don tuyo y nuestras manos como
instrumentos para compartir sus frutos en solidaridad.
A Escucha nuestra oración por la Generosidad.
La Oración del Señor
P Unidos en Jesucristo, oremos juntos con las palabras que él nos enseñó:
A Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria
por todos los siglos. Amén
P Los habitantes de Malta recibieron a Pablo y a sus compañeros con una solicitud poco común. Saludémonos
unos a otros y compartamos la paz que es el don de Cristo para nosotros.
Somos enviados juntos para proclamar la Buena Noticia
P Nos hemos reunido como cristianos,
y, por tanto, como discípulos compañeros.
Mientras anhelamos la unidad de los cristianos,
comprometámonos de nuevo
a trabajar para alcanzar esta meta. (Pausa para la oración en silencio)
Los líderes de las distintas Iglesias que estén presentes pueden proclamar juntos la Oración de Bendición.
P/Ps Que Dios Padre, que nos sacó de la oscuridad a la luz, nos haga portadores auténticos de la luz de Dios.
A Amén.
P/Ps Que Dios Hijo, que nos redimió con su preciosa sangre, nos haga capaces de seguir su ejemplo en el servicio
a los demás.
A Amén.
P/Ps Que Dios Espíritu Santo, que es Señor y dador de vida, nos fortalezca para resistir los naufragios de la vida y
alcanzar las orillas de la salvación.
A Amén.
P/Ps Que Dios todopoderoso y misericordioso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos proteja ahora y
por siempre.
A Amén.
A Saldremos juntos para proclamar las maravillas del amor de Dios.
¡Amén! ¡Aleluya! ¡Amén!
Himno final
MATERIAL SUPLEMENTARIO
El himno ·»Unusual Kidness» («Extraordinaria bondad») ha sido compuesto especialmente para la Semana de
oración por la unidad de los cristianos 2020.
Para ver el video pincha aquí:
http://thechurchinmalta.org/en/posts/325/ecumenical-commission

REFLEXIONES BÍBLICAS Y ORACIONES
PARA EL OCTAVARIO
DÍA 1
Reconciliación: Tirar la carga por la borda
Hechos 27, 18-19. 21
«Al día siguiente, como arreciaba el temporal, los marineros comenzaron a aligerar la carga. Y al tercer día tuvieron
que arrojar al mar, con sus propias manos, el aparejo de la nave… Hacía tiempo que nadie a bordo probaba bocado;
así que Pablo se puso en medio de todos y dijo: “Compañeros, deberíais haber atendido mi consejo y no haber
zarpado de Creta. Así hubiéramos evitado esta desastrosa situación”».
Salmo 85
Lucas 18, 9-14
Reflexión
Como cristianos de diferentes Iglesias y tradiciones tenemos que lamentar que a lo largo de los siglos hemos ido
acumulando mucha carga consistente en la desconfianza mutua, la amargura y el recelo. Damos gracias a Dios por el
nacimiento y el crecimiento del movimiento ecuménico en el siglo pasado. Nuestros encuentros con cristianos de
otras tradiciones y nuestra oración común por la unidad de los cristianos nos animan a buscar el perdón mutuo, la
reconciliación y la aceptación. No debemos permitir que la carga de nuestro pasado nos impida acercarnos unos a
otros. ¡Es voluntad de Dios que soltemos la carga para dejar que Dios actúe!
Oración
Dios que perdonas,
líbranos de las memorias dolorosas del pasado,
que hieren nuestra vida cristiana compartida.
Condúcenos a la reconciliación,
para que, a través del Espíritu Santo, podamos superar
el odio con el amor,
la ira con la amabilidad y
la sospecha con la confianza.
Lo pedimos en el nombre de tu Hijo amado, nuestro hermano Jesús. Amén.
DÍA 2
Iluminación: Buscar y mostrar la luz de Cristo
Hechos 27, 20
«El sol y las estrellas permanecieron ocultos durante muchos días y, como la tempestad no disminuía, perdimos toda
esperanza de salvarnos».
Salmo 119, 105-110
Marcos 4, 35-41
Reflexión
Cristo es nuestra luz y nuestro guía. Sin la luz y la guía de Cristo nos desorientamos. Cuando los cristianos pierden de
vista a Cristo, se vuelven miedosos y se separan unos de otros. Por otro lado, muchas personas de buena voluntad
que están fuera de la Iglesia no son capaces de ver la luz de Cristo, ya que a causa de nuestras divisiones los cristianos
reflejamos la luz de Cristo con menos claridad y, a veces, incluso la ocultamos. Al buscar la luz de Cristo, nos vamos
uniendo más unos a otros y reflejamos mejor esta luz, volviéndonos verdaderamente un signo de Cristo, la luz del
mundo.
Oración
Oh, Dios, tu palabra es luz para nuestros pasos
y sin ti nos perdemos y nos desorientamos.
Ilumínanos, para que por medio de tu palabra podamos caminar por tu senda.
Que nuestras Iglesias anhelen tu presencia que guía, consuela y transforma.
Danos la honestidad que necesitamos para reconocer
cuando hacemos difícil que otros puedan ver tu luz
y danos la gracia que necesitamos para compartir tu luz con los demás.
Pedimos esto en el nombre de tu Hijo,
que nos llama a nosotros, sus discípulos, a ser luz del mundo. Amén.
DÍA 3
Esperanza: El mensaje de Pablo
Hechos 27, 22.34
«De todos modos, os recomiendo ahora que no perdáis el ánimo, porque ninguno de vosotros perecerá, aunque el
buque sí se hundirá… ni un cabello de vuestra cabeza se perderá».
Salmo 27
Mateo 11, 28-30
Reflexión
Como cristianos pertenecientes a Iglesias y tradiciones que no están plenamente reconciliadas unas con otras,
frecuentemente estamos desanimados por la falta de progreso hacia la unidad visible. Incluso algunos han
abandonado toda esperanza y ven esta unidad como un ideal inalcanzable. Otros ni siquiera ven la unidad como
parte necesaria de su fe cristiana. Mientras rezamos por el don de la unidad visible, hagámoslo con fe resuelta,
paciencia constante y esperanza firme, confiando en la providencia amorosa de Dios. La unidad es la oración del
Señor para la Iglesia y él nos acompaña en este viaje. No nos perderemos.
Oración
Dios de misericordia,
perdidos y desalentados nos volvemos hacia ti.
Inculca en nosotros tu don de la esperanza.
Que nuestras Iglesias esperen y se esfuercen por la unidad
por la que oró tu Hijo en la víspera de su pasión.
Pedimos esto por él que vive y reina contigo y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA 4
Confianza: No temáis, creed
Hechos 27, 23-26
«Pues anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo, y me dijo: “No temas, Pablo. Has de
comparecer ante el emperador, y Dios te ha concedido también la vida de tus compañeros de navegación”. Por
tanto, amigos, cobrad ánimo, pues confío en Dios, y sé que ocurrirá tal como se me ha dicho. Sin duda, iremos a
parar a alguna isla».
Salmo 56
Lucas 12, 22-34
Reflexión
En medio de la tempestad el ánimo y la esperanza de Pablo contradecía el miedo y la desesperanza de sus
compañeros de viaje. Nuestra vocación común a ser discípulos de Jesucristo conlleva ser signo de contradicción. En
un mundo desgarrado por los miedos, somos llamados a permanecer firmes como testigos de esperanza poniendo
nuestra confianza en la providencia amorosa de Dios. La experiencia cristiana nos enseña que Dios escribe recto con
renglones torcidos y sabemos que, contra todo pronóstico, no nos ahogaremos ni perderemos, ya que el amor fiel de
Dios permanece para siempre.
Oración
Dios todopoderoso,
nuestro sufrimiento personal nos lleva a gritar de dolor
y nos encogemos de miedo cuando experimentamos la enfermedad, la angustia
o la muerte de los seres queridos.
Enséñanos a confiar en ti.
Que las Iglesias a las que pertenecemos sean signos de tu solicitud providente.
Haznos verdaderos discípulos de tu Hijo
que nos enseñó a escuchar tu palabra
y a servirnos unos a otros.
Te pedimos esto con confianza, en el nombre de tu Hijo y en el poder
del Espíritu Santo. Amén.
DÍA 5
Fortaleza: Partir el pan para el viaje
Hechos 27, 33-36
«En tanto amanecía, rogó Pablo a todos que tomaran algún alimento: “Hoy hace catorce días —les dijo— que estáis
en espera angustiosa y en ayunas, sin haber probado bocado. Os aconsejo, pues, que comáis algo, que os vendrá bien
para vuestra salud; por lo demás, ni un cabello de vuestra cabeza se perderá”. Dicho esto, Pablo tomó un pan y
después de dar gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer. Los demás se sintieron entonces más
animados, y también tomaron alimento».
Salmo 77
Marcos 6, 30-44
Reflexión
La invitación de Pablo a comer es una exhortación a los que están en la barca a fortalecerse para lo que les espera.
Este tomar el pan marca un cambio de actitud, ya que los que están en la barca pasan de la desesperanza al valor. De
un modo parecido, la Eucaristía o la Cena del Señor nos provee de pan para el viaje y nos reorienta a la vida en Dios.
Nos fortalece. El partir el pan —que está a la base de la vida y del culto de la comunidad cristiana— nos edifica
mientras nos comprometemos con el servicio cristiano. Anhelamos el día en que todos los cristianos podamos
compartir en la misma mesa de la Cena del Señor y fortalecernos de un solo pan y de un mismo cáliz.
Oración
Dios de amor,
tu Hijo Jesucristo partió el pan
y compartió el cáliz con sus amigos la víspera de su pasión.
Que podamos crecer juntos en la comunión.
Siguiendo el ejemplo de Pablo y de los primeros cristianos,
fortalécenos para construir puentes de compasión, solidaridad y armonía.
En el poder del Espíritu Santo,
pedimos esto en el nombre de tu Hijo,
que entrega su vida para que tengamos vida. Amén.
DÍA 6
Hospitalidad: Mostrar una solicitud poco común
Hechos 28, 1-2. 7
«Una vez a salvo, supimos que la isla se llamaba Malta. Los isleños nos trataron con una solicitud poco común; y
como llovía sin parar y hacía frío, encendieron una hoguera y nos invitaron a todos a calentarnos… Cerca de aquel
lugar había una finca que pertenecía a Publio, el gobernador de la isla, quien se hizo cargo de nosotros y nos hospedó
durante tres días».
Salmo 46
Lucas 14, 12-24
Reflexión
Tras los traumas y los conflictos de la tempestad en el mar, la ayuda práctica ofrecida por los isleños es
experimentada como una solicitud poco habitual por los que habían sido llevados por las olas a la orilla. Tal solicitud
demuestra nuestra común humanidad. El evangelio nos enseña que cuando somos solícitos con los que pasan
necesidad estamos mostrando amor al mismo Cristo (cfr. Mateo 25, 40). Más aún, cuando mostramos una solicitud
amorosa hacia los débiles y los desposeídos, estamos afinando nuestros corazones con el corazón de Dios en el que
los pobres tienen un lugar especial. Dar la bienvenida a los de fuera, tanto si son personas de otras culturas o
creencias, inmigrantes o refugiados, es a la vez amar al mismo Cristo y amar como ama Dios. Como cristianos,
estamos llamados a dar un paso adelante en la fe para llegar, con el amor de Dios que todo lo abarca, también a
aquellos que nos cuesta más amar.
Oración
Dios del huérfano, de la viuda y del extranjero,
inculca en nuestros corazones un sentido profundo de hospitalidad.
Abre nuestros ojos y nuestros corazones
cuando nos pides alimentarte, vestirte y visitarte.
Que nuestras Iglesias sean activas
en acabar con el hambre, la sed y el aislamiento,
y en superar las barreras que impiden dar la bienvenida a todas las personas.
Pedimos esto en el nombre de tu Hijo, Jesús,
que está presente en el más pequeño de nuestros hermanos y hermanas. Amén.
DÍA 7
Conversión: Cambiar nuestros corazones y nuestras mentes
Hechos 28, 3-6
«Pablo había recogido también una brazada de leña; al arrojarla a la hoguera, una víbora, huyendo de las llamas, hizo
presa en su mano. Cuando los isleños vieron al reptil colgando de la mano de Pablo, se dijeron unos a otros: “Este
hombre es realmente un asesino; aunque se ha librado de la tempestad, la justicia divina no permite que viva”. Pablo,
sin embargo, se sacudió el reptil arrojándolo al fuego y no experimentó daño alguno. Esperaban los isleños que se
hinchara o que cayera muerto de repente. Pero, después de un largo rato sin que nada le aconteciese, cambiaron de
opinión y exclamaron: “¡Es un dios!”».
Salmo 119, 137-144
Mateo 18, 1-6
Reflexión
Los isleños se dieron cuenta de que se habían equivocado al juzgar a Pablo como asesino y cambiaron su forma de
pensar. El hecho extraordinario de la víbora hizo posible que los isleños vieran las cosas de un modo nuevo, un
modo que quizás podía prepararlos para escuchar el mensaje de Cristo a través de Pablo. En nuestra búsqueda de la
unidad de los cristianos y de la reconciliación, con frecuencia se nos desafía a repensar nuestro modo de percibir las
demás tradiciones y culturas. Esto exige una conversión continua a Cristo a través de la cual las Iglesias aprenden a
superar su percepción del otro como una amenaza. Como consecuencia de ello, nuestra imagen negativa de los
demás se desechará y seremos conducidos más cerca de la unidad.
Oración
Dios todopoderoso,
nos volvemos hacia ti con corazones arrepentidos.
En nuestra búsqueda sincera de tu verdad,
purifícanos de nuestras opiniones injustas de los otros
y lleva a las Iglesias a crecer en la comunión.
Ayúdanos a abandonar nuestros miedos,
para que podamos comprendernos mejor unos a otros
y al extranjero que está en medio de nosotros.
Pedimos esto en el nombre del único Justo,
tu Hijo amado, Jesucristo. Amén.
DÍA 8
Generosidad: Recibir y dar
Hechos 28, 8-10
«Se daba la circunstancia de que el padre de Publio estaba en cama aquejado por unas fiebres y disentería. Pablo fue a
visitarlo y, después de orar, le impuso las manos y lo curó. A la vista de esto, acudieron también los demás enfermos
de la isla, y Pablo los curó. Fueron muchas las muestras de aprecio que nos dispensaron los isleños que, al hacernos
de nuevo a la mar, nos suministraron todo lo necesario».
Salmo 103, 1-5
Mateo 10, 7-8
Reflexión
Esta historia está llena de dar y recibir. Pablo recibe una solicitud poco común de parte de los isleños; Pablo ofrece
curación al padre de Publio y a otros; habiendo perdido todo en la tempestad, los 276 reciben abundantes
provisiones al hacerse de nuevo a la mar. Como cristianos estamos llamados a una solicitud poco común. Pero para
poder dar tenemos que aprender primero a recibir –de Cristo y de los demás–. Más frecuentemente de lo que
pensamos, somos receptores de actos de cariño de personas que son diferentes de nosotros. Estos actos apuntan
hacia la generosidad y la sanación de nuestro Señor. Los que hemos sido sanados por el Señor somos responsables
de transmitir lo que hemos recibido.
Oración
Dios, dador de vida,
te damos gracias por el don de tu amor compasivo
que nos alivia y nos fortalece.
Pedimos que nuestras Iglesias
estén siempre abiertas para recibir tus dones de las demás.
Concédenos un espíritu de generosidad hacia todos
mientras caminamos juntos por la senda de la unidad de los cristianos.
Pedimos esto en el nombre de tu Hijo,
que reina contigo y el Espíritu Santo. Amén